Crítica de Smile (2022): Simple y efectiva

La sonrisa es un recurso utilizado por el género de terror desde los inicios del mismo. Usar los elementos cotidianos de nuestros día a día para romper con las expectativas de lo común es una de las formas más utilizadas por el género y, a su vez, la más efectiva. Una luz que parpadea, una puerta que chirria o, en el caso que nos concierne, una sonrisa muerta e inexpresiva. Smile (2022) lleva este recurso al extremo para confeccionar una película efectiva que solo se limita por sus propias pretensiones.

1. Una carita que enamora 

Smile es la primera película de Parker Finn, inspirada en el cortometraje del mismo nombre que había dirigido el propio director dos años antes. No es la primera película de terror ni será la última que lleva a la gran pantalla una idea surgida en su concepción para un corto. Suele ser habitual que cuando un corto de terror adquiere cierta popularidad, se pretenda realizar un largometraje del mismo. También suele ser habitual que el producto final sea mucho menos interesante que el cortometraje base, pues, al estirar y dividir en diferentes secuencias aquello que estaba pensando para solo unos minutos, se diluya el efecto terrorífico y obtengamos un producto mucho más mediocre. Se me viene a la cabeza Nunca apagues la luz (2016) como ejemplo de esto último. Por lo tanto, Smile presentaba dos retos de partida: ser el debut de su director y convertir la idea original en una película convincente.

Ambos retos, desde mi punto de vista, quedan bien resueltos. Smile no propone nada nuevo, ni tampoco lo pretende. Podríamos decir que el filme consigue parecerse más a las películas de James Wan del Universo de Expediente Warren o, la propia Insidious (2010), que a otras propuestas insulsas como La Llorona (2019) o Verdad o reto (2018). Un tanto a favor de Parker Finn. Sin embargo, este carrusel de sustos que propone el director no presenta el mismo empaque durante toda la película, pues mientras que unos son efectivos y ocurrentes, otros son claramente tramposos.

2. Sosie Bacon en Smile (2022)

Smile contiene elementos que podían haberla elevado a otra categoría, comenzando por su actriz principal, Sosie Bacon, que consigue construir un personaje empático y hace que nos preocupemos por su integridad a lo largo de la película. El metraje presenta un claro subtexto sobre las enfermedades mentales que podía haber sido mucho más interesante pero que acaba diluyéndose en su tercer acto, que, aunque confecciona una de las escenas más atmosféricas de la película, merma el posible mensaje final en pro de la posibilidad de futuras secuelas.

Al final, Smile se trata de una entretenida película de terror que es lo que parece, aunque podría haber sido mucho mejor. Funcionará para aquellos que busquen esto mismo en las salas de cine pues saltar del asiento unas cuantas veces está más que asegurado.

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